lunes, agosto 20, 2007

prometido

Entró al ascensor con taquicardia tam tam. Afuera hacía frío: duraría muy poco en sus manos mientras las calentaba con su aliento y sonreía. Se vistió y jugó, tal cual se lo había prometido. La rutina estaba por llegar, pero tenía la mitad del camino -jadeante- recorrida. Faltaba completar la parte mecánica, antes de que el sueño todo lo confundiera. Debía borrarlo de la memoria, guardarlo virginal, y así esperar otro día.

Silenciosamente, y de la forma más absurda, él sentía como la felicidad más pura lo invadía.