miércoles, agosto 01, 2007

sandia con vino

En el piso estaban las sandías destrozadas. El cuadro era muy bonito, muy de pintor loco, muy de fiesta descontrolada que termina en lo peor. Los cuatro del final habíamos bebido en exceso y fumado un hash tailandés del que no quedaban ni rastros. Atiné a buscar mi celular, recordaba haberlo usado como arma para pegarle a mis amigos y debería estar deshecho por el piso. Me arrastraba con manos y rodillas, patinando sobre la mierda de la sandía y los restos asquerosos que fuimos tirando desde el viernes hasta hoy. No recuerdo más, en ese instante me iban a golpear muy fuerte en la cabeza. A Cecilia le fue peor. Y estoy imputado en la causa.