Yaquito
Yaquito le decían.
Se llamaba Carlos María Ibáñez, pero pocos sabían aquel nombre completo. O por lo menos no muchos de los que lo veíamos regularmente. El origen del apodo era su marca registrada, su firma, su reflejo más exacto. El no lo contaba a la primera de cambio, pero era imposible verlo por segunda o tercera vez y no tener el dato. Años atrás Yaquito paraba mucho por San Telmo, y más que paraba, se acostaba, arrodillaba, vomitaba y rompía las bolas. Y en esos tiempo, los fines de semana, el agente Miguel Armando Yaco estaba asignado a la zona. A la tercera vez que lo demoró, le empezó a dar pena. Lo ayudaba, lo “rescataba”, lo cuidaba de sus pares, y, en definitiva, lo había adoptado bajo su protección.
Así pronto, El Hijo de Yaco fue Yaquito.
A Yaco lo atropelló un auto manejado por unos pibes en pedo y estuvo internado dos meses con ambas piernas fracturadas. Abandonó la policía y se volvió a Entre Ríos. A la deriva, el joven Ibáñez se transformó más que nunca en Yaquito el terrible y se adueñó del barrio.
1 quisieron:
Que historia rara realmente.
Saludos!!
Publicar un comentario
<< Home