que sonrían
- te doy una ache.
- mmm eso es que te quedás mudo? – dijo estallando en una risa.
- no -le contesté también sonriendo- entonces te doy una o.
- ohhhhh, qué sorpresa! - contestó juguetona.
- después una ele.
- ele, okey … algo más?
- si, como final te doy la última letra, y la primera, la eterna a.
el ambiente era el propicio, las miradas previas habían funcionado y hasta se podría decir que habíamos bailado juntos. ese fue mi arranque. importante, si tenemos en cuenta que era un departamento de cuarenta metros cuadrados y no había más de quince personas. ¿qué se forma? después había que seguir hablando, pero ya estaba. mi remate, relajado y poco pretensioso, fue directo y provocó más risas.
teniendo en cuenta eso y lo de las miradas, sólo tenía que cuidarme de no decir demasiadas estupideces…